¿Será posible que un particular, corporación o persona física, adquiera o detente un arma invencible y la utilice para mantener la estabilidad de los regímenes estatales sin posibilidad de resistencia?
No hablo del narcotráfico ni de las organizaciones de carácter supranacional, sino de Ironman, podrá parecer un tema fuera de contexto, pero no lo es, la posibilidad de que exista “alguien” que desarrolle un arma a la que no exista otra fuerza similar oponible cambiaría el escenario mundial.
La versión romántica del héroe de historieta, nos muestra que esta fuerza será usada para establecer la paz mundial. Pero… ¿Qué es la paz? Si la definimos como seguridad o restablecimiento del estado de derecho, tal vez estamos hablando de autoritarismo estatal ejercido a través de un ente particular, o como bien lo dice Robert Downey Jr., personificando a Tony Stark en el filme, de una privatización de “la paz”. ¿Qué tan válido es qué un particular a través de su capacidad (en este caso tecnológica) se convierta en el garante de la seguridad mundial, podría abusar de las ventajas que esta posibilidad le ofrecen? ¿Estamos hablando de ficción?
¿Los monopolios transnacionales en armamento, energía, farmacéutica o alimentos, no tendrán también la capacidad para el mantenimiento de “la paz”? Basta echar una mirada a la “Guerra contra el terrorismo” ¿A quiénes se beneficio realmente?
Por más que se quiera demostrar que los “súper héroes” poseen una ideología que privilegia los más altos principios morales, ésta al final coincide con los objetivos que persigue el “Estado Nación” del cual provienen, la aparente rebeldía de Stark concluye recurriendo al fantasma de la guerra fría, el enemigo común que atenta contra “la paz” restablecida a través de la defensa de los principios libertarios de occidente.
La reflexión del día: ¿Entonces…qué valores defiende Kaliman?
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