viernes, 30 de abril de 2010

Ante el reto de la desobediencia

¿Qué es más sencillo obedecer o la desobediencia?

Pareciera que seguir órdenes sin cuestionar implica para los individuos asumir una posición pasiva, y que la sencillez de ésta, radica en transferir la responsabilidad de las acciones a quienes se obedece, porque no todos estamos preparados para asumir las consecuencias de nuestros actos, ya que esto implica tener plena conciencia de que pertenecemos a una comunidad, así como de los distintos roles que desempeñamos.

Por su parte, la desobediencia requiere conocimientos, porque para oponerse a algo se debe saber por qué, y no sólo eso, sino que es conveniente establecer una alternativa, la desobediencia favorece el desarrollo de un espíritu crítico, pero también genera conflictos, no todos sabemos dirigir y no todos podemos obedecer.

Sin embargo, pienso que la obediencia puede resultar más complicada, el someter el verdadero deseo a la voluntad de alguién más requiere fortaleza, no cualquiera puede dominarse, no importa que tan válidas sean las razones que exigan la sumisión: el bien común, la paz, la seguridad, la vida, el medio ambiente, aprobar una materia...

Es posble desobedecer sin motivo alguno y esto propicia descontrol, pero la obediencia ciega y sin razón también genera inconvenientes: desaparecen los responsables.

Los extremos suelen ser malas opciones, no todos los procesos sueles ser dicotómicos, sin embargo, hay momentos en que sólo se puede obedecer, sobre todo en situaciones que implican relaciones de poder como: gobernados-gobernantes, marido-mujer, maestro-alumno.

En este sentido no queda más que asumir una posición y continuar escibiendo.

La reflexión del día: ¿Cuál es tu excusa...cantidad o calidad?

jueves, 29 de abril de 2010

La verdad

¿Será posible que los seres humanos hagamos de la verdad una exigencia de vida cuando no estamos preparados para aceptarla?

¿Cuántas veces has callado una verdad por ser incómoda? ¿Cuántas veces has dicho mentiras piadosas? ¿Y después de ello te consideras honest@?

En mi experiencia de vida (que por cierto es muy corta), he comprendido que se exige la verdad pero se esperan mentiras, he tenido la falta de conciencia de comprobarlo en muchas ocasiones, de hecho parte de mi aparente seriedad tiene que ver con lo inconveniente que me resulta atender a las mentiras convencionales, pero esta nota no tiene por objeto servirme de catársis, aunque debo admitir que es efectiva, sino exponer a "la verdad" como instrumento discursivo para obtener la paz social.

"La verdad" también funciona como un elemento de legitimación, y aunque la realidad se genere por concenso, la sociedad se muestra mucho más compasiva con alguién que admite haber mentido y se muestra arrepentido después, que por alguién que engaña y se mantiene hasta que es inevitable. Eso mismo puede suceder con un sistema que prometía tener las respuestas, a través del "orden y progreso", y que sólo lo obtuvo para unos cuantos.

Es posible que en ese mismo discurso, las corporaciones (sosten del propio sistema) aparezcan evidenciando sus fallas, desatinos y contradicciones, pugnando por un reordenamiento, por un acercamiento a la sociedad civil, un empoderamiento de los ciudadanos del mundo.

¿Podemos creer en esta "verdad"? ¿A qué o a quienes benefician realmente las nuevas políticas económicas? ¿Nuestro interes real en el estado o en el ente que concibamos cada quien, es que haga desaparecer al Nugudú que todos llevamos dentro o es algo más?

La verdad puede emplearse como elemento de disuación ante una sociedad sumida en el hartazgo, no olvidemos que en mayor o menor medida la fe aparece tarde o temprano en tod@s nosotr@s.

La reflexión del día: La verdad no tengo ninguna

Recortes de historia

Retomando algunos de los temas que tengo atrasados para tratar en el blog, voy a referirme brevemente a la Independencia, aprovechando la euforia del Bicentenario, claro está.

la Independencia de México tuvo como génesis la inconformidad de las clases medianamente empoderadas (criollos) y la fortuna de coincidir con la efervecencia internacional causada por el reajuste de los imperios europeos, el resultado: buscar otra forma de organización en la Nueva España.

Sin un proyecto claro de Nación, nos adentramos a la modernidad en una posición inestable, tan fue así, que requerimos de una alianza estratégica con la iglesia católica (favorable para ella naturalmente). Para el sector eclesiástico en México, fue necesario apoyar la escisión del católiquísimo Reino de España, como medida preventiva ante la peligrosidad que implicaba el liberalismo para el mantenimiento de sus intereses, con este apoyo resulta complicado hablar de la posibilidad de instaurar un Estado Secular en nuestro país.

En este contexto, es comprensible el rechazo a Juárez y a las políticas callistas (más entrado el siglo XX) es natural, somos un pueblo religioso, ya lo veíamos desde los tiempos de Moctezuma Ilhuicamina, el fervor nos religa de manera efectiva, nos da pertenencia.

Con la legitimidad del "Señor Cura", quien va a dudar de que nuestro proceso de reconocimiento identitario no cuenta con la bendición de Dios, quien más que el "César" que yacía en las arcas de la Iglesia de la Nueva Epaña y que no dudó ni por un momento en sostener ejércitos extranjeros y nacionales que le permitieran mantenerse en el poder, apoyaría la causa de Iturbide.

Por ello nuestro intento de alcanzar la modernidad fracasó una y otra vez, nos faltaron los elementos teóricos que sí tuvieron los Estados Unidos y otros países europeos, nos faltó alejarnos de los confesionarios y darle a Dios lo que "es de Dios".Aunque pensándolo mejor, la modernidad tampoco resolvería nuestros problemas.

La reflexión del día:  Parafraseándo a los Fabulosos Cadillacs ¿Hay algo que festejar?
  

miércoles, 28 de abril de 2010

Expectativas

Hace unas horas escuche sobre la flexibilidad como instrumento para facilitarnos la felicidad.
El permanecer inflexible genera frustración, sobre todo porque regularmente (al menos en personas obsesivas compulsivas como yo) genera estrés y pocas posibilidades de satisfacción, quizá sea porque establecemos estándares demasiado elevados o tal vez debido a que nuestras posibilidades de controlar el entorno son nulas, lo cierto es que hasta hoy, no había pensado en la posibilidad de que un cambio de actitud de esta naturaleza pudiera impactar la forma en que nos relacionamos.

Lo anterior, me parece que puede aplicarse a nuestro orden jurídico, porque es precisamente la rigidez del derecho y las instituciones que en un afán por consolidar la seguridad jurídica, apelan a estructuras imperecederas, cuando nuestra propia naturaleza humana y social es dinámica.

Quizá hasta este momento el derecho, como instrumento para propiciar la seguridad o el control social, utilice la inmovilidad para facilitar su observancia a través de la costumbre, sin embargo, lo que ha generado paralelamente, es su desobediencia, porque se considera que no responde a las exigencias de las comunidades, ante este panorama, parecería claro que le corresponde asumir una postura flexible, pero: ¿En realidad es tan claro?

¿O se podrá exigir a la sociedad nacional que sea flexible ante sus expectativas para que abrace la felicidad que le proporcionan nuestro orden jurídico y las instituciones a las que da forma? De ser esto cierto: ¿No estaríamos hablando de una felicidad ilusoria?
 
La reflexión del día: ¿Te ilusiona alcanzar la felicidad?

Los retos de la postmodernidad


En un estado de decepción generalizada deben sustituirse satisfactores, tanto materiales como ideológicos, y es quizá más difícil con estos últimos. Creamos una idea: El Estado como ente de gran poder (soberano) y de bienestar, al cual le fuimos restringiendo actividades que poco a poco nos sentimos capaces de autosatisfacer, y sin embargo, el proceso ideológico de toda la sociedad no fue homogéneo, ya que no todos participamos en estas nuevas actividades, ni nos beneficiamos de ellas, lo cual trajo consigo a un gran sector social huérfano que no tiene posibilidad de exigir, porque la iniciativa privada sólo tiene un amo: el capital.



Así que, tenemos un sector social, parricida y minoritario, y a una gran masa que clama por el Estado paternalista. Pero ya no es el momento, es necesario establecer otro mecanismo, aunque el proceso ideológico también debe acompañarlo, se requiere satisfacer necesidades básicas, porque nadie extraña al padre autoritario sino al padre generoso.


Pensar en lograr abatir la decepción social es una tarea ambiciosa, pero…¿No estamos regresando a la época de la fe?



La reflexión del día: ¿Cómo salimos de la decepción?



La certeza y la fe

Si consideramos (al menos como reflexionamos en clase) que la única certeza de la postmodernidad es la falta de esta misma, no parece haber mayor alternativa que volver a la fe. ¡Al menos la hemos conocido por más tiempo!

Aunque pensándolo bien, tal vez corresponda a la fe la oportunidad de mostrarnos que siempre ha acompañado a la búsqueda de la certidumbre, precisamente en intentar mostrar la causalidad de las cosas y abandonar a la fe como principio originario se desarrollaron las ciencias, pero si después de este largo caminar encontramos que nada es seguro: ¿Cuál ha sido el avance real de la humanidad?

Se ha roto el paradigma de la ciencia, pero ¿será la incertidumbre quien ocupe su lugar?

Las sociedades son dinámicas y sin duda han avanzado, el reconocimiento de saber que no se sabe nada, ya había sido dicho hace siglos, así qué: Algo habremos aprendido ¿o no?

La reflexión del día: Si el diablo sabe más por viejo que por diablo: preguntémosle.

lunes, 26 de abril de 2010

En el juego democrático

Existe la difundida idea de que los Estados democráticos son aquellos que permiten las libres elecciones y que en mayor o menor medida, generan todo un esquema que permite creer a sus ciudadanos, y a los de aquellos países que "importen", que a partir de su voto eligen a sus gobernantes. ¿Es cierto esto?

No pienso agotar en estas breves líneas toda una teoría sobre el “engañoso sufragio directo”, sino simplemente hacer una reflexión respecto a la representación: ¿será necesaria?

¿Estamos todos preparados para emitir decisiones? ¿Somos ciudadanos concientes de nuestras obligaciones y derechos? Y si no lo somos: ¿A qué se debe?

Más allá de la mediatización y las necesidades generadas por la sociedad de consumo que nos manipula para favorecer al mismo sistema: ¿existirá otra alternativa para mantener el orden social?

Tal vez estamos en camino a comprender otras formas, para ello requerimos necesariamente tomar conciencia de nuestra situación,:un crecimiento demográfico acelerado (al menos en las católicas tierras calientes), recursos naturales limitados y concentración de la riqueza en pocas manos. En estas condiciones: ¿Será la mejor idea darle a unos muchos (mal educados, inconcientes, hambrientos y resentidos) el poder de decidir?

Hablemos de decisiones viscerales y entonces tendremos como ejemplo a nuestro México…O ¿Tú te sientes preparado?

La reflexión del día: ¿Con melón o con sandía? (El verso fue involuntario)

lunes, 19 de abril de 2010

La solidaridad

Uno de los valores de las sociedades liberales modernas es: la solidaridad, al cual podemos dar un sentido atemporal, que bien puede servirnos como elemento de ligación intergenerancional, que a su vez posibilitaría la concreción de una teoría respecto a los derechos humanos de nuestros congéneres que están por venir. Éste se presenta, al menos discursivamente, como una restricción a otros derechos, principalmente al de la libertad, pero ¿Es esta su función real?

La solidaridad nos invita a considerar uno de los fundamento de la vida en comunidad: la unión, puesto que ésta tiene su origen en el pensamiento-lenguaje, capacidad humana que a través de un procedimiento cognoscitivo, reconoce a otros individuos como pertenecientes a su mismo género y por tanto como poseedores de sus mismas facultades.

Siendo así, la solidaridad es resultado de un proceso cognoscitivo, no niego su carácter valorativo, sin embargo me parece que posee características que van más allá de meras suposiciones éticas de deber ser.

La reflexión del día. ¿La solidaridad implica la búsqueda de la hegemonía social?

lunes, 12 de abril de 2010

La libertad

¿Se puede decir que la libertad tiene un valor?

El orden juridico es necesario para el ejercicio de las libertades de los individuos (en la medida en que éstas se interconectan e interactúan) por ello es necesario determinar en qué consiste la libertad y si ésta se ha restringido en la medida en que el sistema garantista, que caracteriza a la modernidad, se consolida: ¿somos más libres que antes?

La libertad como posibilidad ha permanecido inmutable, quienes han logrado disponer de si mismos e incluso de otros (ser libres), suelen pertenecer a los grupos de poder, el resto de la humanidad decidirá siempre en función a un número limitado de opciones: ¿Es eso libertad?

Cuando los valores del sistema corporativo en que vivimos moldean tus preferencias con base en los principios  mercantiles del "tener es poder", y quien tiene poder ha logrado "triunfar en la vida", podriamos decir: ¿Qué hemos reivindicado el derecho a ser libres?

Algunos dirán que ésta es una posición pesimista respecto al avance que hemos tenido los seres humanos a lo largo de la historia, pero sí en esta época creyeramos que la libertad se ha restringido por los derechos humanos, no estamos considerándolos como los instrumentos formales que el sistema actual emplea para consolidar el discurso de apertura y equidad, sino como mecanismos efectivos que restrigen una "facultad" de obrar y disponer de la manera en que decidamos, sin ser constreñidos a hacerlo de otra forma, es decir como el obstáculo al ejercicio de un derecho.

Hecha la aclaración anterior, la libertad no ha variado como concepto inexplicable, y continúa su función de elemento discursivo de ligación: ¿Será qué  la fantasia "del poder" materializado como posibilidad infinita de disponer de uno mismo o de otros sin restrcciones, es lo que impulsa el sueño del "Estado Moderno"?

La reflexión del día: Es apropiado pedir: ¡Qué dios me libre!

domingo, 11 de abril de 2010

¿Qué impulsa a la modernidad?

¿El poder? ¿El idealismo? ¿La curiosidad? ¿La violencia? ¿El amor?

Varios de éstos factores convergen en la naturaleza humana y como tales propician en mayor o menor medida el avance o retroceso de los individuos, y por tanto de las sociedades, es por ello que encontrar cuál adquirió mayor importancia en este último siglo puede resultar complicado, hecha esta aclaración: intentémoslo.

Es fácil identificar que el poder es una pulsión humana, en algunos individuos tiene más fuerza que en otros pero en todos existe,  tampoco es difícil darnos cuenta que la sociedad actual  está jerarquizada en estructuras de poder y que las relaciones que se desarrollan entre éstas generan las transiciones de un estadío a otro, en tal sentido, el poder es un elemento imprescindible en el mundo contemporáneo.

El idealismo, entendido como el interés del hombre-mujer por lograr trascender a su naturaleza humana y elevarse a los máximos valores, suele existir en no todos los seres humanos, si bien todos tenemos una moral, no todos perseguimos valores trascendentales que buscan elevar el espíritu, siendo así las cosas: el idealismo no es un elemento indispensable en el mundo actual.

¿Realmente creemos que la curiosidad mató al gato? De ser así millones y millones de vidas no se habrían salvado por los descubrimientos médicos, los detractores dirán: "y millones y millones de personas no habrían muerto con la bomba atomica":¿Cuestión de enfoques? Lo cierto es que la curiosidad puede estar presente en todos los seres humanos, pero no en tod@s tiene las mismas posibilidades de rendir frutos, o...¿crees en el american dream?

La violencia es un impulso animal, no olvidemos, al menos hasta que la teoría del Génesis no se retome en los libros de texto, que somos animales, pero con un pequeño detalle: tenemos un pensamiento y un lenguaje ligado al mismo(no discutiré aquí qué fue primero, porque tendría más de 50 notas, pensándolo bien quizá lo haga en otra ocasión), esta característica que nos diferencia de los animales, al menos porque podemos codificarlo y mostrarlo a otros, nos ha permitido identificar que progresos hemos obtenido y que fracasos, así como teorizar al respecto, y comprender que el abuso de la violencia como elemento de ligación genera reacciones que imposibilitan en algunos casos la convivencia, porque generan una espiral de inconformidad y desorden: La violencia coexiste con el poder porque es un elemento de convencimiento muy eficaz.

El amor...cuánto no se ha escrito al respecto, y sin embargo no parece que estemos en posibilidad de explicar con precisión sus efectos en las sociedades, salvo por los efectos químicos que comparte con el chocolate, pero incluso este sentimiento presente en todos los seres humanos, puede tener muchos enfoques y objetos. Su relación con el poder es muy estrecha, hay quienes aman al poder y quienes pueden amar. ¿Tú dónde te encuentras?

La reflexión del día: ¿Existe el poder del amor o el amor es poder?

jueves, 8 de abril de 2010

MODERNIDAD

Es desequilibrante vislumbrar que el recorrido que la humanidad  ha transitado desde hace más de dos siglos nos ha llevado al mismo principio, me viene a la mente la estrofa de una canción de un grupo de rock (creo ya desaparecido) llamado La Renga, que sentencia: "El final es en donde partí". ¿Será posible llegar al mismo principio y qué la experiencia adquirida no sea suficiente para eliminar la sensación de frágilidad y soledad, que a diferencia de los derechos humanos, sí aparece como algo "inherente a todos los seres humanos por el simple hecho de serlo"?

Aunque tal vez este final no nos lleve al mismo sitio del que partimos, sino que quizá nos permita reorientar el desarrollo; hay un concepto que me interesa mucho, porque me parece  una posible alternativa frente y a la par del orden jurídico: la autoregulación.

¿Será posible que los inviduos adquiramos tal conciencia, después de este recorrido, que reconozcamos que nuestra agrupación facilita transformar el entorno para hacerlo más grato? ¿Algún día alcanzaremos la sensatez y al hacerlo algo positivo?

La reflexión del día: ¿Si los locos de divierte más para qué tener buen juicio?

lunes, 5 de abril de 2010

¿Revolución?

¿Cuál será el origen de nuestra identidad?

¿Tendremos una identidad nacional?

Más allá de la virgen de Guadalupe, del mariachi o del tequila, quizá sea la falta de identidad lo que nos mantiene unidos como mexicanos. Se hacen estudios sociológicos para explorar y exaltar las diferencias entre las comunidades que cohabitan, conscientes o no, en el territorio nacional, sin que se logre distinguir con precisión cuales son los elementos que nos permiten sentirnos ligados... ¿Podremos pensar que esas diferencias puedan unirnos?

Después de la revolución mexicana, el principal propósito del grupo en el poder fue mantener la cohesión social, la institucionalización funcionó como elemento de vinculación entre clases sociales antagónicas, porque en el discurso, las instituciones son la concreción de los "principios revolucionarios" que formaran parte, desde entonces y hasta hoy, de los fundamentos ideológicos del Estado Mexicano en su camino a la modernidad.

Sería un ejercicio interesante identificar en qué medida se han intrumentado los principios revolucionarios en el orden jurídico nacional, así cómo qué de revolucionarios tienen éstos, quizá con esta información podríamos tener un mejor panorama o por lo menos una imagen de algún elemento que nos facilite atravesar por el proceso de ligación, o mejor dicho que nos pemita identificarnos y reconocernos como partes integrantes de algo, que puede o no ser una nación, pero que invariablemente posibilite el desarrollo de las capacidades de quienes decidan aceptar dicha identidad.


La reflexión del día: ¿Y tu te identificas con el partido de la revolución?