lunes, 30 de agosto de 2010

El poder detrás del poder

Me parece lamentable que escriba una nota por mes: ¿Dónde quédó mi intención?

El tema del poder me parece fascinante, un ente incoloro,insípido e inodoro penetra todas las estructuras relacionales y nos sitúa a cada uno en un rol distinto; interactuamos y codependemos unos de otros, nos guste o no, lo reconozcamos o no, lo queramos o no. A veces algunos ejercemos el poder de manera inconsiente, otros con pleno conocimiento y eso les permite, al menos en mi opinión, obtener mayores ventajas, algunos otros logramos identificar áreas de oportunidad (como las llama el nuevo lenguaje corporativo) y podermos obtener algún provecho, aunque lo que me preocupa, es el desinterés que mayoritariamenete se muestra en su identificación.

He comentado muchas veces en este portal que la conciencia plena de nuestra participación en la sociedad nos permitirá mejorarla, también he sido enfática en que la responsabilidad que conlleva puede ser, y de hecho es, abrumadora, pero hay que hacerlo, es una obligación. Si decidimos no modificar nuestra constitución sociopolítica entonces estamos aceptando de hecho nuestra conformación actual, y en ese sentido somos corresponsables de la consecución de sus fines. ¿Qué país queremos? ¿Cómo queremos vivir? ¿Las oportunidades existentes nos parecen suficientes? ¿Estamos concientes de la participación de México en el mundo? Bueno para no ir más lejos: ¿Nos importa?

La ignorancia facilita la vida, no porque ello nos proporcione mejores oportunidades, sino porque no es necesario elaborar todo un discurso para convencernos de que hacemos lo correcto, sabiendo que no es así.

Sí, puede que la culpa sea del gobierno, pero lo elegimos, y si no, en todo caso, no lo obligamos a una rendición efectiva de cuentas.

Sï, la culpa es de las televisoras, pero  no exigimos una televisión de calidad, y preferimos adormecer nuestra conciencia.

Sí, la culpa es del narcotráfico, pero hemos permitido y fomentamos la corrupción día con día, desde la que nos sirve para evitar la multa y el corralón, hasta esa que posibilita que nuestros vehículos circulen dañando al medio ambiente de manera impune, porque el automóvil ya no pasa la verificación, y todos tenemos derecho a transportarnos. ¿O no?

Excusas, miles, por ello el conocimiento implica fortalecer argumentos de autoconvencimiento para evadir nuestra responsabilidad, pero hay algo a lo que no podemos escapar, al menos no del todo, y es la realidad, esa que nos golpea en forma cotidiana: 8000 muertos relacionados con el crimen organizado en lo que va del año; 20 % de la población en pobreza alimentaria; 250 mil ó 7 millones de jóvenes que no no estudian y no trabajan (para no pelear con las cifras oficiales); incremento en el empleo generado por el narcotráfico (uno de los factores del poder detrás del poder institucional); impunidad, marginación, migración, y un largo y sufrido etcétera.

Existen sin duda muchos factores reales del poder (como dicen los analistas): los grandes corporativos dueños de medios de comunicación, empresas que pueden fracturar la economía de un país migrando sus capitales y empresas; el narcotráfico que cuenta con una estructura impresionante; los grades sindicatos; las organizaciones no gubernamentales, y más.

Pero...por favor, pensemos: ¿Qué detrás de todo esto no hay personas?

La reflexión del día: ¿Somos personas?

domingo, 8 de agosto de 2010

Al sur de la frontera

Tuve la valiosa oportunidad de visitar el sur del continente, esto me permitió identificar las diferencias y similitudes que compartimos, aunque en Argentina y Uruguay se percibe también la influencia de la migración europea que no se produjo en México, al menos no en la misma escala, somos muy parecidos.

El caminar entre brasileños, peruanos, argentinos, uruguayos, chilenos y demás latinoamericanos cambio mi persepción, pese a la lejanía de nuestro país, por fin me sentí parte de esta comunidad, compartimos idioma, recuerdos de vejaciones y abuso, de resistencia, de esperanza, un pasado de colonizados.

No pude hallar mejor escenario que éste para ver "South of the Border" (al Sur de la Frontera), un documental de Oliver Stone, que nos expone los esfuerzos de algunos países sudamericanos para librarse de nuevo colonialismo yanqui impulsado a través del Fondo Monetario Internacional y demás organismos internacionales.

Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Argentina, Paraguay y Cuba, son los países protagonistas de esta historia, desde su pobreza y marginación impelen políticas públicas que les permitan abandonar esta posición, no todos los sectores sociales estarán conformes, ¿pero, que la democracia no es cuestión de mayorías?

Me parece inverosímil que la oligarquía de estos países se sorprenda cuando llegan al poder gobiernos de izquierda. ¿que no han trabajado suficiente para salvaguardar sus intereses sin importar que la distancia entre las clases sociales se profundice?

En países tan pobres es casi natural que "la mayoría" se constituya por los desposeídos, la democracia como el poder de "las mayorías", fiel a sus principios, serivrá como vehículo para el descontento, ¿cuál sorpresa? Se llama hartazgo.

Sin duda el cápitalismo debe replantearse y la democracia como instrumento de participación también, es vital para el orden mundial que los antagonismos económico-sociales se flexibilicen. Sudamérica está en búsqueda  de ese cambio, mientras nuestro país se enfrasca en concertacesiones que polarizan las diferencias, pensemos, el momento histórico lo exige, si nuestra clase política no es capáz de identificar la necesidad que tenemos de que se implemente un sistema incluyente, la población debe llenar el vacío, tomemos una posición activa, es nuestra obligación.

La reflexión del día: ¿Es necesario aprender sólo del llamado primer mundo?