Hace unas horas escuche sobre la flexibilidad como instrumento para facilitarnos la felicidad.
El permanecer inflexible genera frustración, sobre todo porque regularmente (al menos en personas obsesivas compulsivas como yo) genera estrés y pocas posibilidades de satisfacción, quizá sea porque establecemos estándares demasiado elevados o tal vez debido a que nuestras posibilidades de controlar el entorno son nulas, lo cierto es que hasta hoy, no había pensado en la posibilidad de que un cambio de actitud de esta naturaleza pudiera impactar la forma en que nos relacionamos.
Lo anterior, me parece que puede aplicarse a nuestro orden jurídico, porque es precisamente la rigidez del derecho y las instituciones que en un afán por consolidar la seguridad jurídica, apelan a estructuras imperecederas, cuando nuestra propia naturaleza humana y social es dinámica.
Quizá hasta este momento el derecho, como instrumento para propiciar la seguridad o el control social, utilice la inmovilidad para facilitar su observancia a través de la costumbre, sin embargo, lo que ha generado paralelamente, es su desobediencia, porque se considera que no responde a las exigencias de las comunidades, ante este panorama, parecería claro que le corresponde asumir una postura flexible, pero: ¿En realidad es tan claro?
¿O se podrá exigir a la sociedad nacional que sea flexible ante sus expectativas para que abrace la felicidad que le proporcionan nuestro orden jurídico y las instituciones a las que da forma? De ser esto cierto: ¿No estaríamos hablando de una felicidad ilusoria?
La reflexión del día: ¿Te ilusiona alcanzar la felicidad?
Si todo lo sólido se desvanece en el aire...entonces la felicidad es efímera...?¿...saber que nada es permanente...no nos lleva a la resignación...?No olvidemos...no somos infalibles...
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