En un estado de decepción generalizada deben sustituirse satisfactores, tanto materiales como ideológicos, y es quizá más difícil con estos últimos. Creamos una idea: El Estado como ente de gran poder (soberano) y de bienestar, al cual le fuimos restringiendo actividades que poco a poco nos sentimos capaces de autosatisfacer, y sin embargo, el proceso ideológico de toda la sociedad no fue homogéneo, ya que no todos participamos en estas nuevas actividades, ni nos beneficiamos de ellas, lo cual trajo consigo a un gran sector social huérfano que no tiene posibilidad de exigir, porque la iniciativa privada sólo tiene un amo: el capital.
Así que, tenemos un sector social, parricida y minoritario, y a una gran masa que clama por el Estado paternalista. Pero ya no es el momento, es necesario establecer otro mecanismo, aunque el proceso ideológico también debe acompañarlo, se requiere satisfacer necesidades básicas, porque nadie extraña al padre autoritario sino al padre generoso.
Pensar en lograr abatir la decepción social es una tarea ambiciosa, pero…¿No estamos regresando a la época de la fe?
La reflexión del día: ¿Cómo salimos de la decepción?
La condición posmoderna, es en efecto una etapa de decpeción. El poder público no pueden cumplir con todas sus promesas, pero, no porque sea imposible, sino que por triste que sea, los derechos y las oportunidades que previó la institucionalización de un Estado social de derecho, no son para todos. Por ejemplo, la Universidad Nacional, es para todos, pero muy pocos pasan por ella aprovechando todo lo que tiene. ¿De que sirve un proyecto cultural de esa tamaña, si habrá quien solo se matricule para estar ahi?. Las instituciones no se equivocan, se equivocan las personas. ¿Como salimos de la decepción?, es una pregunta injusta, es injusta porque la formulamos los que no estamos decepcionados. A nosotros, no nos han fallado las instituciones, no todas al menos. ¡Que salgan de ella los que se lo propongan y nadie mas! de un Estado subsidiario se ha abusado de manera infame. Es el tiempo de los patriotas.
ResponderEliminar