Tuve que retomar esta frase, por si parece familiar a los asiduos lectores de este humilde blog, ya que el tema de esta nota corresponde a la neutralidad de la tecnología. Mucho hemos escuchado que la tecnología no es buena o mala, sino que es el ser humano quien determina la forma en que será empleada y por tanto la finalidad que persiga.
Siendo así las cosas, la discusión acerca de la ponderación de principios parece insoslayable, porque será dificil determinar qué es más válido cuando nos enfrentemos a la valoración del derecho al desarrollo contra el derecho a un medio ambiente sano.
¿Qué derecho es más legítimo? El derecho al desarrollo que planea asegurar a todos los países y comunidades el goce y disfrute que genera el consumo, ya que no sería fácil explicarles que sólo los habitantes del llamado primer mundo pueden tener esta posibilidad porque ellos llegaron tarde a la industrialización y ahora hay que pensar en el deshielo de los polos. Tampoco pienso que sería sencillo ver como algunas naciones continúan con la sobreexplotación de los recursos naturales del único mundo que hasta hoy conocemos como capáz de hacernos sus inquilinos.
Reconociendo que esto recobra importancia, tendremos que buscar o retomar, los instrumentos que nos hagan religarnos en función de la valoración que se les dará a los principios, sin embargo es necesario hacerlo o de lo contrario el descontento social ira en aumento y la incertidumbre producto de la inseguridad impedirá que la tecnología, por mucho que progrese logré resolver nuestros conflictos.
La reflexión del día: ¿Si sólo la tecnología puede ser bien o mal empleada, qué entenderemos por manipulación?
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