miércoles, 19 de mayo de 2010

La Utopía de la libertad

¿Internet permitirá el ejercicio de la libertad de los individuos? ¿Podemos esperar que la pobreza no impacte a este instrumento generado por la sociedad liberal actual?

¿Cómo hablar de libre acceso a internet, si el objetivo de nuestro ex ilustre presidente Vicente Fox, de inglés y computadoras para todos, no logró hacerse posible?

Las condiciones sociales en nuestro país, claro que esto puede revertirse cuando los empleos prometidos por nuestro también ilustre nuevo presidente sean una realidad, no permiten que gran parte de la población, y no sólo los 20 millones en pobreza extrema, sino los tantos otros millones que no tienen computadoras o acceso aun ordenador, participen en las redes sociales o en los foros ciudadanos; las manifestaciones y el bloqueo de caminos suelen ser sus alternativas, pero parecen estar pasadas de moda, y cómo no estarlo, si son utilizadas con frecuencia por “grupos minoritarios”.

Los medios de comunicación acortan distancias, pero frecuentemente las distancias económicas no comprenden esta regla. Es el mismo argumento que se esgrime ante imposibilidad del estado para garantizar las violaciones a los derechos humanos, mal llamados de segunda generación, se esbozan ante las escenas cotidianas de miseria. No se trata de que todos seamos iguales, porque finalmente no lo somos, es cuestión de congruencia: ¿Dónde está el paraíso que prometió el capitalismo?

La discusión del uso de las tecnologías de la información se centra en la ponderación de derechos: la libertad de expresión contra el derecho a la intimidad, queremos libertad y que además el estado nos la garantice; que nos proporcione seguridad para ser libres, pero que no nos vigile; que nos permita decir cualquier cosa, pero que proteja nuestra dignidad: no vaya a hablar mal de mí la gente. ¿Paradójico?

Cómo no serlo cuando el hombre en si mismo lo es, sin afán de justificaciones, las sensaciones que impulsan el actuar de la humanidad y que buscan ser satisfechas a través de la razón, se encuentran en una batalla irreconciliable; la misma crítica que ahora se hace al internet, antes se hizo a la televisión y a la radio, y más temprano aún a la prensa, son los mismos valores, iguales incertidumbres.

Porque como se ha dicho en este blog constantemente, la humanidad habrá transitado de la antigüedad a la modernidad, y eventualmente lo hará hacia la posmodernidad, pero mantiene la misma naturaleza.

La reflexión del día: ¿Nugudu, estás ahí?

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