lunes, 17 de mayo de 2010

Sobreviviendo al egoísmo

Todos y todas somos egoistas

El orden jurídico permite salvaguardar los derechos de los invididuos frente a otros individuos o frente al Estado mismo. ¿Qué nos impulsa a defender nuestros derechos sino es el más puro egoísmo? ¿Abatir el egoísmo es otro reto de la modernidad o sólo producto de nuestra paranoia posmoderna?


Podremos pensar que no somos egoístas, y que por ello hemos logrado establecer "sociedades democráticas" que reconocen nuestras diferencias y similitudes, y que hemos llegado incluso a unirnos en torno a objetivos comunes, pero, "por favor", pensémoslo nuevamente: ¿somos egoístas?

Es difícil ceer que no lo somos cuando nos hemos desarrollado en una sociedad individualista, en la que el "divide y venceras" se aplica a cualquier reivindicación por mínima que parezca. Pensemos nuevamente: ¿No parece un sin sentido qué se busque crear una conciencia identitaria para el Estado-Nación a través de un bienestar común, por un lado, y por el otro, se difunda la defensa a ultranza de los intereses particulares de sus ciudadanos?


"Preocúpate por ti mismo y no te ocupes de los demás", es el slogan del sistema, y luego hablan de una sociedad civil apática, pensemos otra vez, por eso del ejercicio mental, ¿cómo interiorizar normas de convivencia cuando el discurso oficial, a través de los mass media, reducen los conflictos sociales a minorias resentidas?


El egoísmo, es y se transforma en el elemento que posibilita el juego de la democracia, la defensa de los intereses propios de cada individuo permiten que los engranes del sistema político-jurídico permanezcan en movimiento. ¿Es posible qué sea de otra forma cuando los principios de libertad y propiedad privada son pilares de la mayoría de los "sistemas democráticos" de la actualidad?


El egoismo también puede adquirir otras dimensiones:

1. Como elemento de cohesión: En la medida en que cada quien se ocupe sólo de sus propios intereses, tratará de no entrar en conflictos con los otros, para evitar afectaciones, logrando incluso integrarse cuando sus intereses sean comunes, para impulsar movimientos sociales de buenas dimensiones.


2. Como elemento de discordia:  El egoísmo llevado al extremo provoca la falta de identificación de las necesidades de los demás, o incluso aún con el reconocimiento de éstas su desvalorización frente a las propias impulsa conductas de enfrentamiento social.


Por esto, viene una de las frases que se ha convertido en mi favorita: "Otro reto de la posmodernidad es  reencauzar el objetivo que persigue: el egoísmo o la solidaridad."


La reflexión del día: ¿Si todos somos egoístas, ésto nos da identidad?

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