¿El Estado democrático es el nuevo ideal que ha sustituido el concepto de Dios como elemento de religación entre los individuos? o ¿Es el poder el nuevo Dios que se envuelve en un discurso democrático para legitimarse? o será que ¿El hombre para ejercer el poder creo un discurso trascendental, que llevó el nombre de Dios?
Los tiempos han cambiado y "la racionalidad" exige explicaciones sobre el cómo y por qué estamos unidos, necesitamos comprender el entorno y plantear soluciones a los conflictos que nos aquejan, y que posiblemente sean de origen.
El Estado democrático plantea en su discurso una serie de derechos que nos otorgan la categoría de iguales, todos poseemos los mismos derechos mínimos, aunque en la práctica no todos puedan ejercerlos de la misma forma. Esa ilusión que plantea, es el sustento de la estructura gubernamental y social, la religación se centra ahora en el convencimiento de que "todos" formamos parte de la sociedad de la misma forma, es la misma igualdad cristiana pero reconocida ya no por el derecho natural emanado del Dios del pasado, sino por la Constitución misma que tiene su origen en el nuevo dios, nuestro Estado democrático, y que no nos promete un reino de los cielos sino que nos plantea la posibilidad de vivirlo en la tierra.
La reflexión del día: Si la tierra se convierte en el cielo: ¿Dónde quedará el infierno?
Los tiempos han cambiado y "la racionalidad" exige explicaciones sobre el cómo y por qué estamos unidos, necesitamos comprender el entorno y plantear soluciones a los conflictos que nos aquejan, y que posiblemente sean de origen.
El Estado democrático plantea en su discurso una serie de derechos que nos otorgan la categoría de iguales, todos poseemos los mismos derechos mínimos, aunque en la práctica no todos puedan ejercerlos de la misma forma. Esa ilusión que plantea, es el sustento de la estructura gubernamental y social, la religación se centra ahora en el convencimiento de que "todos" formamos parte de la sociedad de la misma forma, es la misma igualdad cristiana pero reconocida ya no por el derecho natural emanado del Dios del pasado, sino por la Constitución misma que tiene su origen en el nuevo dios, nuestro Estado democrático, y que no nos promete un reino de los cielos sino que nos plantea la posibilidad de vivirlo en la tierra.
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El estado democrático es un pretexto. Es un discurso, la sociedad ha sustituido su seguridad en el mercado. Cuando todo es susceptible de ser admitido en el comercio, la seguridad se define con un precio. La democracia, es una forma de comercio donde todos disponemos de divisas para concurrir: el Voto. Existen barreras de acceso: los partidos políticos y un regulador que remedia las falencias del mercado: el IFE y un tribunal electoral que salvaguarda incluso a los concurrentes al mercado de alguna violación a sus derechos.
ResponderEliminarConcuerdo con el anónimo en el papel de la economía en nuestros tiempos, pero no en su idea de democracia como forma de comercio; quizás nuestra democracia sea el resultado de teorías demagógicas de la ilustración que sirvieron para legitimar su ingreso a la modernidad; efectivamente encontramos emisarios polìticos del poder económico en casi todos los espacios, la invitación es para dejar de servir esos interesas.
ResponderEliminarLas instituciones religiosas soportan a la divinidad, pero ¿qué es lo que sostiene el Estado democrático de derecho?.
Debo suscribir mi preferencia, de manera parcial, a la idea de que el comercio ha sido fundamento del Estado domocrático actual, lo cual evidencia sus propias fallas originales. ¿Cómo puede esperarse un Estado perfecto que debe gran parte de su origen al mercado, que es contradictorio en si mismo?
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